viernes, 26 de octubre de 2012

Hay una edad para todo…



A lo largo de la vida de una persona existen una serie de hechos y vivencias que deben de ocurrir y a una cierta edad.

Personalmente realizo dos distinciones: (1) la edad biológica o fisiológica; la cual engloba los diferentes cambios físicos que se producen y (2 )la edad mental o psicológica que recoge las actitudes y aptitudes que se esperan de una persona a una cierta edad biológica.

Son etapas, circunstancias, momentos que se suceden desde antes incluso de ser nosotros conscientes de ellos.

Antes de nacer ya tenemos una fecha estipulada biológicamente para ello. Para comenzar a andar, hablar, montar en bici…

El problema viene, cuando estas etapas no las experimentamos, o no a la edad estipulada para ello.
El chico que durante la infancia o adolescencia no crece junto a la evolución de sus compañeros puede ser objeto de burlas y complejos.

La chica que se desarrolla con antelación al resto de sus amigas, suele atraer a personas y comportamientos adelantados a su edad biológica.

Vivimos en una sociedad donde lo queremos todo y cuanto antes mejor.

Cada persona busca diferenciarse, destacar, tener fama y dinero.

Queremos los bienes y servicios y los queremos cuanto antes y con el mínimo esfuerzo. Sin atender a valores o moral.

Buscamos, a través de la educación eslabones que mantengan en marcha la maquinaria del consumo y no piensen, ni sientan.

Estamos pagando las consecuencias de nuestros propios actos: el consumismo, delincuencia, desempleo, radicalismos, promiscuidad, violencia…

A continuación, voy exponer tres oraciones que me gustan mucho. Las cuales, las he ido aprendiendo a lo largo del tiempo por orden cronológico, según son citadas.

El clavo que destaca se lleva más golpes.

El fin nunca justifica los medios.

¡Tus valores te hacen grande!

miércoles, 24 de octubre de 2012

Detendría el mundo en este instante…



Seguro que todos hemos pronunciado estas palabras en alguna ocasión, aunque fuese en nuestra mente.

En esa fracción de segundo cuando la persona que nos gusta, encuentra sus ojos con nuestra mirada y no existe nada nada más.

Si buscamos en nuestro interior, encontraremos en lo más profundo de nuestros pensamientos instantes, momentos, minutos, horas, noches o incluso días, “los más afortunados”, que nos gustarían que no acabasen nunca.

Pero debemos mirar más allá, no estamos solos en el mundo. Por muy felices que seamos, no todo lo podemos controlar.

¿Cómo podemos querer controlar el tiempo, que no tiene precio?

El tiempo ni se compra, ni se vende. No se puede controlar, es universal e igualitario. Coloca a cada persona en el lugar que le corresponde.

Es imposible que sepamos, los acontecimientos desarrollándose en cada momento en el mundo.
Puede que seamos, “o nos sintamos”, las personas más felices del mundo, mientras están matando animales en el océano, deforestando alguna preciosa selva o violando a una mujer.

En ocasiones sinceramente, me gustaría ser más ignorante para sufrir menos.
Pero el problema no está en lo que conocemos o desconocemos, sino en como manejamos los conocimientos.

Haz el bien cada día, perdona como si no hubiera un mañana, ama como si fuera para toda la vida, respeta como si fuese lo más importante y vive intensamente cada momento.