A lo largo de la vida de una persona existen una serie de hechos
y vivencias que deben de ocurrir y a una cierta edad.
Personalmente realizo dos distinciones: (1) la edad biológica o
fisiológica; la cual engloba los diferentes cambios físicos que se producen y
(2 )la edad mental o psicológica que recoge las actitudes y aptitudes que se
esperan de una persona a una cierta edad biológica.
Son etapas, circunstancias, momentos que se suceden desde antes
incluso de ser nosotros conscientes de ellos.
Antes de nacer ya tenemos una fecha estipulada biológicamente
para ello. Para comenzar a andar, hablar, montar en bici…
El problema viene, cuando estas etapas no las experimentamos, o
no a la edad estipulada para ello.
El chico que durante la infancia o adolescencia no crece junto a
la evolución de sus compañeros puede ser objeto de burlas y complejos.
La chica que se desarrolla con antelación al resto de sus
amigas, suele atraer a personas y comportamientos adelantados a su edad
biológica.
Vivimos en una sociedad donde lo queremos todo y cuanto antes
mejor.
Cada persona busca diferenciarse, destacar, tener fama y dinero.
Queremos los bienes y servicios y los queremos cuanto antes y
con el mínimo esfuerzo. Sin atender a valores o moral.
Buscamos, a través de la educación eslabones que mantengan en
marcha la maquinaria del consumo y no piensen, ni sientan.
Estamos pagando las consecuencias de nuestros propios actos: el
consumismo, delincuencia, desempleo, radicalismos, promiscuidad, violencia…
A continuación, voy exponer tres oraciones que me gustan mucho.
Las cuales, las he ido aprendiendo a lo largo del tiempo por orden
cronológico, según son citadas.
El clavo que destaca se lleva más golpes.
El fin nunca justifica los medios.
¡Tus valores te hacen grande!
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En este espacio el objeto y/o objetivo es ir acercando opiniones, ideas y críticas de aquellos aspectos que nos hagan reflexionar o simplemente nos toquen la Moral y queramos hacerlo saber
viernes, 26 de octubre de 2012
Hay una edad para todo…
miércoles, 24 de octubre de 2012
Detendría el mundo en este instante…
Seguro que todos hemos pronunciado estas palabras en alguna
ocasión, aunque fuese en nuestra mente.
En esa fracción de segundo cuando la persona que nos gusta,
encuentra sus ojos con nuestra mirada y no existe nada nada más.
Si buscamos en nuestro interior, encontraremos en lo más
profundo de nuestros pensamientos instantes, momentos, minutos, horas, noches
o incluso días, “los más afortunados”, que nos gustarían que no acabasen
nunca.
Pero debemos mirar más allá, no estamos solos en el mundo. Por
muy felices que seamos, no todo lo podemos controlar.
¿Cómo podemos querer controlar el tiempo, que no tiene precio?
El tiempo ni se compra, ni se vende. No se puede controlar, es
universal e igualitario. Coloca a cada persona en el lugar que le
corresponde.
Es imposible que sepamos, los acontecimientos desarrollándose en
cada momento en el mundo.
Puede que seamos, “o nos sintamos”, las personas más felices del
mundo, mientras están matando animales en el océano, deforestando alguna
preciosa selva o violando a una mujer.
En ocasiones sinceramente, me gustaría ser más ignorante para
sufrir menos.
Pero el problema no está en lo que conocemos o desconocemos,
sino en como manejamos los conocimientos.
Haz el bien cada día, perdona como si no hubiera un mañana, ama
como si fuera para toda la vida, respeta como si fuese lo más importante y
vive intensamente cada momento.
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