La
anorexia nerviosa y la bulimia son trastornos alimenticios que afectan
principalmente a mujeres jóvenes adolescentes. La sociedad percibe la delgadez
como un valor social imprescindible para triunfar, en cambio, la obesidad es
vista como la falta de fuerza de voluntad. Es importante descartar otras
patologías como el trastorno depresivo, histeria o esquizofrenia.
Existen
una serie de factores de riesgo en la infancia hacia estos trastornos, el modo
de comer, los gustos y hábitos dependen en gran parte de factores genéticos,
educativos y familiares. Es hereditaria la vulnerabilidad para sufrir
trastornos de la alimentación. Las actitudes y hábitos, acompañado de los
factores genéticos y ambientales dan como resultado el peso final del sujeto.
Vivimos
en una sociedad marcada por los valores materiales, donde una imagen lo dice
todo de una persona. En la actualidad, lo primero que se mira de una persona a
la hora de contratarla por ejemplo es su aspecto físico.
Estamos
rodeados de referencias hacia la importancia de cuidarse, estar perfecto, tener
un buen aspecto, gustar a los demás, perder peso, rejuvenecer… La publicidad y
los medios de comunicación marcan de manera significativa los cánones de
belleza y roles “adecuados “.
A los
chicos/as se les estigma desde pequeños hacia unos roles concretos y unas
características adscritas a dichas pautas de comportamiento.
Gran
cantidad de los problemas psicológicos y sociales de las personas son
consecuencias de la presión personal y global impuesta por los medios acerca de
la importancia de la imagen. Nos valoran por lo que representamos y no por lo
que somos en realidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario